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Mónica Miranda • 10 de mayo de 2020

EL ORDEN EN LOS CAMBIOS VITALES. DESPUÉS DE TOCAR FONDO

Uno de los puntos claves en mi experiencia como organizadora profesional, es observar el momento en el que está una persona cuando se decide a contactarme. 

Algunas veces es un momento en el que la persona necesita una ayuda práctica para ordenar o eliminar la acumulación de un espacio. Sin mas: una cuestión funcional.

Pero en muchas ocasiones, cuando una persona contacta, está en un momento crucial a nivel vital y emocional. Por ejemplo ha pasado por una separación, una mudanza o la pérdida de un ser querido. Los psicólogos dicen que esas tres situaciones son las que producen mayor estrés y desánimo. Tras el impacto del cambio vital y enfrentarse a las dificultades que ese cambio les ha producido, la persona ha tocado fondo, y ya se empieza a encontrar más fuerte: empieza su proceso de recuperación. Se ha hecho consciente de sus límites y está en ese momento de querer empezar con determinación a mejorar su espacio y su nueva vida. Quizá ha intentado organizar sus cosas y no lo ha conseguido, pues le falta la energía o método. O bien no sabe cómo y por dónde empezar. Entonces piensa en dejarse ayudar para hacer el proceso más sencillo y rápido.

A veces esta persona se siente con poca fuerza, tiene dudas respecto al proceso, pero... Ha pasado el punto de inflexión. ¡Está decidida y dispuesta a dejarse ayudar!. Uno de los pasos mas difíciles, ya está hecho.

Es un privilegio encontrar a las personas en ese momento crucial. La empatía y la confianza mutua son fundamentales para empezar el proceso del orden. Por ello, en la primera visita empezamos con una charla informal en la que nos conocemos. Cada persona tiene un ritmo con el que puede empezar. Es importante conocer sus temores respecto al proceso, y respetarlos. En esa primera visita de reconocimiento también observamos en vivo las estancias en las que se quiere trabajar. Podemos determinar así juntas sus necesidades, objetivos prioritarios, método a seguir y tiempo estimado. 

Por Mónica Miranda 14 de diciembre de 2021
OSOJI O RECIBIR AL NUEVO AÑO LIBRE DE ACUMULACIÓN Liberar espacio para que lo nuevo pueda llegar
Por Mónica Miranda 3 de abril de 2020
Habitualmente el estado mental de las personas está relacionado con el nivel de orden de los espacios que habitan. Así, en épocas de estrés o desánimo, el desorden y el caos campan a nuestro alrededor. Nos falta la energía o la concentración para cuidar lo que nos rodea. Es como si el espacio exterior en el que nos movemos fuera un reflejo de nuestro mundo interior de pensamientos y emociones. La desorganización, desclasificación o desubicación de objetos en el espacio lleva a la falta de funcionalidad. Esto nos genera una mala sensación. El hecho concreto de no encontrar las cosas que buscamos, de que nos de pereza incluso pensar en buscarlas, nos produce una sensación de impotencia sobre nuestra vida. Ese reflejo también podemos notarlo en nuestro propio cuerpo, que en épocas malas puede llegar a estar desatendido, agarrotadado o debilitado por mala alimentación, poco descanso, ejercicio o higiene, hábitos tóxicos, etc. Las relaciones con los demás también pueden verse afectadas. Por lo tanto, todas las dimensiones de nuestro ser reflejan lo mismo: perdemos cierto control de nuestro cuerpo, mente, y emociones. Eso nos hace sentir mal, baja nuestra autoestima, estamos desconcentrados; y esto a su vez hace que aumente el caos a nuestro alrededor. Estrés y desorden son dos conceptos que se retroalimentan: DESORDEN < = > ESTRES / ABATIMIENTO El desorden produce estrés. El estrés produce desorden. Resultado: un círculo vicioso entre el malestar interior y el caos exterior. Por el contrario, cuando en nuestra vida sentimos cierta armonía y calma, tanto nuestro espacio mental-emocional como los espacios que habitamos, suelen estar mas organizados y nos es mas fácil seguir rutinas saludables. Cuidamos nuestro cuerpo, nuestro interior, y con ellos, nuestras estancias y las relaciones con los demás. Encontramos las cosas fácilmente, tomamos decisiones sin gran esfuerzo, etc. Esto nos aporta autoestima y nos lleva a una sensación de bienestar, de tener cierto control sobre nuestras cosas y nuestra vida. Practicamos el auto-cuidado de nuestros espacios, tanto interiores como exteriores. Estamos entonces en otro círculo, entre el bienestar y el espacio que habitamos. En este caso, el círculo es saludable y operativo. ORDEN INTERIOR < = > ORDEN EXTERIOR Conclusión: Cuando estamos perdidos y sabemos cómo mejorar nuestro ánimo, una manera de romper ese círculo dañino puede ser la orden-terapia: encuentra un momento de cierta calma y energía, y comienza por ordenar algo pequeño: un cajón, las especias de la cocina, tus productos del baño, etc: - clasifícalos por usos - deshazte de cosas que no te gustan, no te valen o están repetidas. - asigna para cada tipo de objeto su recipiente y lugar óptimo. Empezarás así a cuidar de tu entorno, lo que puede llevarte a una buena sensación de bienestar, de toma de control, empezando por algo pequeño. Quizá esto te anime a organizar espacios mayores. Habitar un espacio funcional y armónico, reconforta la mente y las emociones. Si lo intentas y no lo consigues, déjate ayudar por un organizador profesional: entendemos lo que te pasa, y sabemos cómo guiarte. Podemos ayudarte a liberarte de cosas que no te aportan, asesorarte en la adquisición de “elementos organizadores”, y enseñarte a ser organizado y mantener el orden. Leer mas: LA ACUMULACIÓN Y LAS EMOCIONES.
Por Mónica Miranda 1 de abril de 2020
Acumular demasiadas pertenencias es un hábito que a menudo refleja aspectos emocionales negativos como: - Miedo al futuro o falta de confianza en la vida. - Falta de confianza en nuestras propias capacidades. - Dificultad en tomar decisiones, bloqueo.
Por Mónica Miranda 29 de marzo de 2020
Se sabe que cada mente es capaz de controlar hasta un número de objetos; es decir, hasta un determinado número, sabemos lo que tenemos, y donde está. Esto se aplica a todo lo que manejamos: ropa, menaje, libros, recuerdos, productos, documentos, archivos digitales... Cuando vamos teniendo mas cosas de las que podemos manejar, se va creando una nebulosa molesta en nuestra mente. En esa nebulosa está la idea de objetos que: - no sabemos si tenemos o no - creemos que tenemos pero no sabemos dónde - creemos que tenemos, pero no sabemos si aún nos son útiles: documentos sin validez, ropa que no usamos, medicinas caducadas, aparatos obsoletos, libros y juegos de otras edades, menaje repetido o en desuso... la lista es innumerable. Es decir, el acumular no es inocuo: nos pasa factura: un espacio valioso de nuestra mente lo ocupa esa nebulosa de incertidumbre. En nuestro exterior, habitar espacios abarrotados y desorganizados puede producir un ruido mental producido por la sobre-estimulación visual de tantas cosas amontonadas. Este ruido mental habitualmente hace que perdamos capacidad de concentración y de claridad mental. Decídete a liberar tu espacio físico y por tanto mental, para ganar funcionalidad en tu espacio, y concentración en tu mente.
Por Mónica Miranda 27 de marzo de 2020
La madre de B. me llama, pues B. ya no atiende a sus repetidas peticiones para que ordene su cuarto. B. es una adolescente creativa y lista, cuya habitación es un caos absoluto. Ropa limpia y sucia, tirada por el suelo, caramelos esparcidos, escritorio abarrotado de papeles, maquillaje, cuadernos, libros, bisuteria, dispositivos, material de dibujo, recortes, armario abarrotado y revuelto... Es abril y hay riesgo de que tenga que repetir curso. En la primera sesión tenemos una charla en la que nos conocemos. B me cuenta su situación y yo le cuento en que puedo ayudarla. Nos ganamos la confianza mutua. Después fijamos objetivos concretos y empezamos a trabajar juntas: Escritorio : sustituimos su mesa (un tocador pequeño con espejo), por un amplio escritorio que encontramos en otra dependencia de la casa. En él va a poder estudiar cómodamente y tener espacio para dibujar, actividad que le encanta. Se encargan unos cajones y cajitas para colocar clasificadamente apuntes y material de papelería. Estantería : sacamos bolsas de libros que no le gustan y otros de otras edades, para donar. Los libros seleccionados se organizan por temática en las baldas. Descartamos objetos o recuerdos que ya no quiere, y organizamos en las baldas los objetos que le interesan: juegos, fotos, objetos bonitos, recuerdos, manualidades... Clasificamos y metemos en cajitas distintas lo referente a maquillaje, bisutería, dispositivos... dándole su lugar lógico según tamaño y cantidad. Armario : descartamos toda la ropa y calzado que claramente no quiere: no le gusta, no lo ha usado, talla incorrecta, lo tiene repetido, tejido molesto, no le favorece, ropa heredada que no usa... Descartamos perchas de dimensiones inapropiadas. Una vez descongestionado el armario, clasificamos por prendas, y por usos (deporte, playa...), hacemos otra selección y buscamos su mejor lugar en el armario. Damos uso concreto a cada cajón, usando cajas y separadores. En unas pocas sesiones la habitación de se ha transformado. B. sabe lo que tiene y donde está. Tiene un espacio despejado para estudiar, y una habitación bonita y despejada, donde poder concentrarse y disfrutar. “Me está empezando a gustar estar en mi habitación” me dice. B. consiguió aprobar el curso en el que estaba.
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